Los hábitos nutricionales son básicos para determinar el éxito del entrenamiento, no lo convierten en campeón pero sí determinará quién vencerá entre dos deportistas con la misma preparación.
El objetivo de la nutrición del deportista es proveer a su organismo de la energía necesaria para optimizar su esfuerzo y rendimiento.
Los requerimientos nutricionales del deportista varían en función del deporte practicado, de las demandas practicadas de sus programas de entrenamiento y de la competición.
Las vitaminas, los minerales y los oligoelementos juegan un importante papel como cofactores en reacciones fundamentales del metabolismo energético o de la síntesis de tejidos.
Una ingesta sub-óptima de micronutrientes puede reducir el rendimiento y la adaptación deportiva, incrementar la sensación de fatiga y dificultar la recuperación entre series de competiciones o sesiones de entrenamiento.
Una estrategia de hidratación que tenga en cuenta las características y el aporte de líquidos antes, durante y después del ejercicio evitará situaciones de disminución de la capacidad termorreguladora y cardiovascular, situaciones de percepción aumentada del esfuerzo, situaciones de reducción de la velocidad de la evacuación gástrica y problemas gastrointestinales asociados, así como situaciones de reducción de la habilidad y toma de decisiones, todas ellas relacionadas directamente con el grado de déficit hídrico.
La recuperación considerada un factor clave en el rendimiento deportivo, es específica para cada deportista y cada entrenamiento; deberá estar determinada por los cambios fisiológicos provocados por la tipología del ejercicio (grado de depleción de combustible energético, grado de deshidratación, etc.), el rendimiento o la adaptación del deportista y la duración de la sesión.
La adaptación de un deportista a su plan de entrenamiento depende, entre otros factores, de la capacidad de mantenerse saludable y sin lesiones. La inmunosupresión que puede acompañar una carga física intensa, así como las perturbaciones del sistema hormonal que pueden ocasionar potenciales consecuencias sobre la salud y la integridad ósea, muscular y tendinosa, son factores que merecen especial importancia. Es por ello que un buen rendimiento deportivo tiene que asentarse sobre un estado nutricional óptimo, evitando situaciones carenciales de micronutrientes que puedan perjudicar al deportista.